La política de retenciones cero que introdujo el Gobierno nacional hace casi un mes, pero que duró solo 72 horas hasta que se cumplió el cupo pactado de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) por U$S 7.000 millones, fue muy criticada en ese momento por entidades y dirigentes rurales que consideraron que el beneficio solo alcanzó al sector agroexportador.
No obstante, desde el Gobierno vienen respondiendo que, ante la necesidad que han tenido las grandes multinacionales de hacerse de mercadería para respaldar las DJVE emitidas, era lógico esperar que parte de esa mejora en la renta llegara al campo
Y eso efectivamente sucedió, según un informe elaborado por los investigadores Franco Artusso y Tobías Lucero, del Instituto de Estudios (IERAL) de la Fundación Mediterránea.
Los economistas estimaron que, aquellos productores que todavía tenían granos disponibles y pudieron comercializarlos posteriormente al 20 de septiembre -fecha en que comenzó la política de reducción de retenciones-, han obtenido alrededor de dos tercios del beneficio fiscal.
El otro tercio quedó en manos de los exportadores, y para Artusso y Lucero se trata de una consecuencia lógica del esfuerzo financiero que han tenido que enfrentar estas empresas para cumplir con las liquidaciones de divisas.
LAS RETENCIONES CERO Y LA SOJA
Como tiene un arancel del 26% y es el grano más importante en términos de exportaciones -por ejemplo, en las DJVE emitidas bajo el régimen de retenciones cero representó más del 70% del total-, el análisis difundido por el IERAL se centró más que nada en lo sucedido con el precio de la soja.
En principio, los autores del trabajo recordaron cuáles son los tres factores que definen el precio interno (pizarra de la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario) de la oleaginosa:
El valor internacional (precio FOB en USD, Puertos Argentinos)
El tipo de cambio que perciben los exportadores (TC Comunicación 3500 BCRA)
La carga tributaria de la exportación (por simplicidad se obvian gastos portuarios y comerciales, de entre 10 y 20 dólares por tonelada, según granos)
Así, en principio, una suba del FOB o del tipo de cambio, o una reducción de impuestos, tiende a elevar el precio interno en pesos; mientras que cualquier retroceso de alguna de estas variables lo reducen.
Por ende, estas tres variables mencionadas definen lo que se denomina el precio de paridad de exportación, una referencia que tienen quienes operan en el mercado.